sábado, 9 de febrero de 2013

¿Libertad de expresión o cárcel ideológica?

¿Libertad de expresión o cárcel ideológica?:

Ayer fui al cine a ver Django y la película me hizo reflexionar. En esa época y en ese lugar los negros no eran tratados como seres humanos, eran como animales y no tenían ni siquiera derecho de expresarse. Pero, ¿tenemos nosotros ahora libertad de expresión?

Tenemos precedentes como la Alemania nazi, donde todo lo que era contrario al führer era considerado una ofensa a la nación; y en la URSS, donde cuestionar el comunismo podía, no solo ser motivo de censura (que se daba por hecho), sino que también podías ir a campos de reeducación.¿Qué nos hace pensar que ahora no nos suceda los mismo? Puede parecer increíble comparar el comunismo con el sistema actual pero evidencias nos hacen suponer lo contrario.

Hoy en día estamos acostumbrados a escuchar que la libertad de expresión es un beneficio de la democracia, que es la democracia la que mejor representa a la ciudadanía y donde todo el mundo puede expresar lo que quiera. Sin embargo, cuando uno opina de temas socialmente aceptados y conflictivos, la cosa cambia. Las ideas que entran en conflicto con la ideología general son atacadas y desprestigiadas; y en ocasiones apartadas socialmente. Son los residuos de la sociedad. Estos hechos son también palpables en los periódicos, que siempre siguen una determinada línea ideológica. Raras ocasiones encontrará usted opiniones contrarias a la línea ideológica de ese periódico. De esta manera, ¿no son a menudo las ideas poco comunes entre la sociedad desprestigiadas y deslegitimadas, simplemente porque no son compartidas por un determinado ambiente, o por una mayoría de la sociedad? ¿No es en realidad la libertad de expresión sólo posible dentro de un marco determinado de ideas de donde no es conveniente salir? Pues bien, con esto pretendo hacer ver que la historia se repite y que las personas no cambian. La libertad de expresión solo existirá dentro del pensamiento general y de los intereses de los gobernantes. De esta manera, aun en el siglo XXI, la libertad de expresión quedará como una utopía.

Javier d.

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