martes, 22 de enero de 2013

Una noche filosófica

Una noche filosófica

Dice la gente que no conoces algo realmente hasta que lo experimentas en tu propia piel. Pues bien, se puede decir que yo no conocía la filosofía hasta ayer por la noche. De hecho, ahora entiendo porqué mi calificación de la primera evaluación fue inferior al cinco, pero por la misma regla espero que la de la segunda esté por encima.

Eran las once de la noche, me encontraba sentado delante del ordenador realizando un trabajo de filosofía que debía entregar al día siguiente. Llevaba sentado allí más de tres horas y acababa de llegar a la mitad del trabajo:1000 palabras. Sin embargo fue entonces cuando se produjo un suceso insignificante que cambiaría mi vida: mi cuidadora enchufó su televisión.

Hasta entonces ningún problema, yo estaba contento, era feliz. Sabía que en una hora y media habría terminado y estaría durmiendo. Pero yo no contaba con la filosofía, esta ciencia que estudia lo evidente, cosas pequeñas en las que nadie se fijaría pero que están ahí y que muchas veces son la clave de otras cosas muchísimo más grandes. Pues bien, yo no me fijé en que no había pulsado el botón de "guardar", gesto aparentemente fácil, sin embargo, cuando estas realizando un trabajo de dos meses la noche antes, el tiempo es oro, y prefieres acabarlo cuánto antes considerando que guardarlo es una tontería. Una tontería, como las cosas que estudia la filosofía. Una tontería, como me parecía la filosofía en el primer trimestre, una tontería...

Un gesto, un segundo hubiera tardado en realizarlo, pero no, no lo hice. Sin embargo, volviendo a la historia, otro gesto insignificante como es enchufar una televisión se cruzó en mi camino esa noche. Ese pequeño gesto, aparentemente inofensivo, resultó letal entonces, y no solo para mi cuidadora que recibió un calambrazo, sino también para el circuito eléctrico de mi casa que ocasionó un apagón al segundo, el mismo segundo que hubiera tardado en darle a guardar y que me hubiera permitido dormirme a las doce de la noche.

Para finalizar he de decir que sí, pasó lo que estás pensando, se me borró todo el trabajo y me quedé trabajando hasta las tres de la mañana. No obstante, no todo fue malo, gracias a esa noche de desdichas ahora puedo escribir esta entrada y confiar en ese pequeño gesto que hará D.Javier para pulsar el botón "publicar" y que será otro de esos gestos que cambiará mi vida, ya que me servirá para alcanzar ese cinco en filosofía que hasta ahora no he conseguido.

Gonzalo Pr.

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