lunes, 18 de marzo de 2013

Bajarse del autobús

Bajarse del autobús

El pasado puente, el día antes de salir de convivencia, había quedado con mis amigos. Ellos viven por la misma zona y yo vivo más alejado, por lo que tengo que coger un bus para llegar al lugar de la quedada. Pero ese día me apetecía caminar, así que fui andando en dirección a la autopista. Tardé media hora en llegar, pero fue una media hora de reflexión importante.

De camino a la quedada pude observar todas aquellas cosas que no ves cuando vas en autobús o en coche. Un bonito atardecer, una serie de edificios en los que apenas reparas cuando surcas la carretera a cien kilómetros por hora, gente paseando con sus hijos, ciclistas...

La lista se puede extender fácilmente, hay muchas cosas en las que no reparamos mientras vamos viajando en autobús. Fui reflexionando acerca de todas las cosas que no veía, aquellas cosas que pasaban fugazmente.

Me gustaría comparar estos viajes por la autopista con el estilo de vida occidental. Todos tendemos a ir deprisa. Nosotros los adolescentes ya estamos pensando en miles de planes del futuro: trabajo, mujer, hijos... Y tan solo tenemos dieciséis años, algunos diecisiete. Nosotros pensamos de esa manera porque estamos condicionados por nuestro ambiente. Intentamos crecer deprisa, pasar la autopista lo más rápido posible. Eso provoca que no nos paremos a fijarnos en los pequeños detalles, que no disfrutemos de todas las épocas de la vida. Y eso es un desperdicio, puesto que todas son maravillosas.

Por eso os propongo (y me propongo a mí mismo) bajaros del autobús, haceros la carretera andando, y disfrutar de la vida.

Fernando V.

No hay comentarios:

Publicar un comentario