lunes, 18 de marzo de 2013

¿Estudiar o Trabajar?

¿Estudiar o Trabajar?

Para poder responder tengo que observar el mundo, gente con carrera pero sin trabajo y gente sin carrera pero con trabajo mal remunerado y en peligro de paro.

Os voy a contar el caso de nuestro amigo Juan, un niño que vivió una buena infancia.

Juan terminó el colegio y comenzó la universidad, los primeros años de carrera fueron estupendos, pero un día, a la vuelta de la facultad encontró a sus padres en el cuarto haciendo cuentas con un montón de facturas y con las caras angustiadas. Él les preguntó a sus padres si todo iba bien pero ellos no querían preocupar a su hijo y le dijeron que no pasaba nada. A partir de ese momento, a Juan le empezó a rondar por la cabeza muchos pensamientos que le impedían dormir bien por la noche.

Al día siguiente se levantó muy temprano y escuchó a sus padres comentar en la cocina de que todo iba a salir bien pero que pasarían una temporada muy mala, pero cuando Juan entró en la cocina cambiaron de tema de conversación.

De nuevo a la noche, cuando volvía de la facultad, Juan se encontró al lado del portal a una vecina que se acercó a Juan preguntándole que tal estaban sus padres y que había sido mala suerte que despidieran a su madre después de tantos años de trabajo. Juan no quiso hacerse el sorprendido, así que se limitó a asentir con la cabeza mientras se dirigía a su casa.

Una vez que entró en la casa se fue directo a su cuarto y comenzó a pensar qué es lo que podía hacer para ayudar a sus padres, pensó en dejar la carrera y ponerse a trabajar pero, ¿Quién iba a contratar a un joven sin carrera y sin experiencia? Así que estuvo dando vueltas y vueltas durante horas hasta que llegó a la conclusión de que él podía seguir con los estudios y después podría opositar y así tener un sueldo “fijo”con el que poder ayudarles. Esta idea le dejó más tranquilo pero sabe que le llevaría años conseguirlo así que lo compaginaría con un ”trabajo basura”.

A la mañana siguiente Juan se levantó con la ilusión de encontrar un trabajo por la mañana y por la tarde ir a la facultad, pero esa ilusión se le fue quitando a lo largo de las horas.

De nuevo a la noche en su cuarto, seguía triste sin saber qué hacer, así que se encendió el ordenador y envió currículum a todos los sitios que le iban apareciendo en la pantalla; tras una semana de búsqueda, le llamaron de un sitio para trabajar los fines de semana en una tienda de ropa, él no lo pensó dos veces y aceptó el trabajo, sin querer comentar nada a sus padres.

El primer día de trabajo fue con muchas ganas viendo que sus planes se iban cumpliendo y deseando que terminara el mes para poder aportar dinero a la familia sin que sus padres se dieran cuenta.

Por fin llego el día en que Juan cobraba su primer sueldo, fue lo más rápido que pudo al banco y sacó más de la mitad de su sueldo y lo fue repartiendo disimuladamente en el monedero de su madre, en el bolso esparcido, ya que sabe que su madre cuando anda con prisas no guarda el dinero en el monedero; también colocó un poco en la cartera del padre , finalmente le dio a su hermanita pequeña dinero para el medio de transporte para que no se lo pidiera a sus padres , y finalmente se fue a comprar algo de comida, pequeñas cosas para que no se dieran cuenta sus padres. El resto del dinero lo empleó en pagarse el transporte público y fotocopias para las asignaturas de la facultad.

Estaba ilusionado de poder ayudar a su familia esperando que no se den cuenta de ello, pero tras un par de meses sus padres empezaron a preguntarle qué hacía todos los fines de semana, que se marchaba muy pronto y venía tarde y muy cansado, y fue cuando a Juan empezó a tener sudores fríos intentando convencerles que iba a la biblioteca a estudiar y luego se va de fiesta con los amigos.

Afortunadamente sus padres no siguieron preguntándole a Juan lo que hacía los fines de semana, ya que sus notas eran buenas y le veían bien. Las cosas en casa iban mejorando, ya no veía a sus padres con las caras de antes tan angustiadas y cada vez los veía más ilusionados en conseguir mejorar su situación.

Lo peor de todo para Juan son los rumores de los vecinos que empezaron a comentar que si no le da vergüenza estar siempre de fiesta con los amigos y estar todo el día fuera de casa sabiendo lo mal que lo están pasando sus padres, pero Juan se mantenía firme en su secreto. En el trabajo estaban muy contentos con Juan y a los 6 meses le hicieron un contrato fijo.

Ya era el último año de carrera de Juan, él estaba agotado de tanto tiempo con estrés y compaginando el trabajo con los estudios ,pero sabía que no se podía rendir.

A lo largo de ese año, en un día inesperado cuando volvió a su casa se encontró a sus padres muy contentos gritando sin cesar que tenían que celebrarlo y cuando vieron a Juan aparecer por la puerta le dijeron: ¡Tu madre ha conseguido cambiar de empleo y empieza el lunes!

Juan casi rompe a llorar de la emoción, ¡Por fin su madre tendría otro empleo! Y a pesar de lo poco que gana su padre ya empezarían a volver a estar en la situación en la que antes se encontraban y que él quería tanto. El lunes cuando él iba a su trabajo, Juan se dispuso a cruzar un paso de cebra y le atropellaron.

Los padres, encontrándose en la casa recibieron una llamada del trabajo de Juan diciéndoles que no se había presentado en el trabajo, la madre sorprendida les dijo que no sabía que su hijo estuviera trabajando, y fue cuando le comentaron que llevaba 2 años trabajando y que cuando le entrevistaron les sorprendieron mucho porque les dijo Juan que sus padres lo estaban pasando mal económicamente y que él haría todo lo que pudiera por ayudar a sus padres. Al finalizar el relato le comentó el jefe de Juan que quería ascenderle de puesto en el trabajo y que cuando sepan algo de él que le llame cuanto antes.

Al terminar la conversación, la madre fue a contárselo a su marido y cuando estaba acabando de contárselo llamaron del hospital diciendo que su hijo había sido atropellado y que estaba muy grave y que fueran cuanto antes. Los padres fueron corriendo al hospital y vieron a su hijo en la cama envuelto de vendas con los ojos cerrados y lleno de cables.

El medico se reunió con los padres y les dijo que su hijo tiene bastantes fracturas y que está muy débil. Los padres entrando en la habitación, sabiendo todo lo que su hijo había estado haciendo por ellos, al verle en ese estado no pudieron contener las lágrimas, así que se acercaron a la cama y la madre le susurró en el oído: ''Sabemos todo lo que has hecho por nosotros, abre los ojos, te necesitamos a nuestro lado, dinos algo…''

Al final del segundo día, Juan abrió los ojos y se vió rodeado de su familia, aquella por la que había estado luchando sin parar y a la que tanto quiere y les dijo en voz suave: ''Siento haberos mentido''.

Los padres al oírlo empezaron a llorar de alegría al ver que si iba recuperando y que ya podía abrir los ojos y hablar con dificultad, pero podía hablar.


Tras haberos contado el caso de Juan, os pregunto: ¿Podéis dar una oportunidad a los jóvenes? ¿Sois como los vecinos de Juan que hablan sin saber y haciendo daño tanto a él como a su familia?, y… ¿Veis a la juventud con los mismos ojos que la veías antes? 

Manuel C.

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