martes, 19 de marzo de 2013

Cuenta corriente peculiar

Cuenta corriente peculiar

El funcionario atendió y solicitó las preguntas de quien, a punto de iniciar la aventura de la vida, preguntaba sobre el funcionamiento de la cuenta corriente del tiempo de la que pronto sería titular.

- Esta cuenta, ¿funciona como una cuenta corriente normal?

- No exactamente amigo, es una cuenta un tanto especial. Cualquier duda que tenga yo estoy aquí para aclarársela lo mejor que pueda.
- ¿De que saldo voy a disponer en esa cuenta?
- De uno que desde hoy mismo está ya determinado, pero precisamente una peculiaridad de esta cuenta, es que el cuentacorrentista no puede conocer dicho saldo nunca.
- Pero ni aproximadamente me puede decir que saldo tengo.

- Estadísticamente lo más probable es que disponga de unos 85 u 87 años, que es la actual esperanza de vida en el país donde va usted a nacer. Pero nadie le garantiza que así sea. Pueden ser unos años más, unos menos, o incluso muchos menos; quizás solo unos meses, unos días o unas horas. Nunca se sabe. Mi consejo es que , puesto que jamás sabrá cuanto le queda de saldo, aproveche bien el que tenga, pues es muchos más preciado que el oro.

- ¿El saldo inicial es un crédito que debo devolver en algún momento?
- No, el saldo con el que arranca es totalmente gratuito, un puro regalo.
- ¿En que moneda funciona mi cuenta?
- En la que usted prefiera, dependiendo de si le gustan las cifras con muchos ceros o las cifras más modestas. Lo puede contabilizar en segundos, minutos, horas, días, semanas, años….lo que usted quiera, el tiempo disponible en su cuenta de todas formas no variará
- ¿Puedo hacer ingresos en mi cuenta?
- Me temo que no amigo, eso es totalmente imposible.
- ¿Quiere eso decir que yo no puedo comprar tiempo a otros para ingresarlo en mi cuenta?
- Efectivamente usted no puede ni comprar tiempo a otros ni vender el propio. Si permitiéramos eso se darían situaciones horribles. Imagínese usted amigo, gente aburrida y sin recursos, venderían sus días o meses, y otros a quienes el saldo estuviera próximo a llegar a cero pagarían cualquier cosa por adquirirlo. Que padre de un niño con leucemia no vendería sus propios años para donárselos a su hijo. No, no se puede. El tiempo ni se vende, ni se compra.
- ¿Puedo disponer del saldo de esa cuenta a mi voluntad?.
- Me temo que eso tampoco puede hacerlo.
- Deberá disponer del tiempo de forma constante. Imagínese usted el número con el que arranca. El saldo de su cuenta es como un cronómetro que empieza a rebajar el saldo de forma constante hasta que el mismo se haya consumido por entero. Si usted pudiera decidir cómo y cuándo gastar el tiempo, pararía el cronómetro cuando tuviera un momento de gran felicidad o dicha para hacer que el mismo se prolongará a su placer, o lo aceleraría en momentos de gran dolor o sufrimiento. No, lo siento, pero eso tampoco lo puede hacer.
- Pues la verdad, esta cuenta corriente tiene unas condiciones en la letra pequeña que no me parecen muy favorables.
- No lo vea usted así. Recuerde que el saldo con el que arranca es un puro regalo, no le cuesta nada.
- Y ¿cuándo queda cancelada la cuenta?
- Cuando se agote el saldo. Si la cancela antes el que le ha hecho el regalo se enfadará mucho. De hecho su obligación principal al recibir este regalo es mantener dicha cuenta abierta hasta que se agote el saldo.


Viéndole algo atribulado el funcionario quiso darle unas palabras finales de ánimo:
- No se preocupe. Mi consejo es que acepte las normas y trate de hacer el mejor uso posible del saldo del que dispone. El saldo un día será cero y se cerrará la cuenta; amargarse por este hecho, absolutamente inevitable, es tontería. Cuando ese momento llegue lo importante, igual que en cualquier cuenta de dinero, es saber que no hemos derrochado o desperdiciado el saldo, que lo hemos gastado con cordura y sensatez; que ni el último céntimo – o minuto- ha sido despreciado o malgastado.

Miguel G.

No hay comentarios:

Publicar un comentario