El principito, tras recorrer numerosos planetas, llegó a uno nuevo. En este planeta, habitaba una gaviota. Le extrañó su pasividad. Comenzó a hablar con ella:
- Buenos días.
- Hola, ¿Quién eres?-, dijo la gaviota, extrañada al ver a aquel individuo pequeño y desvalido.
- ¿Y quién eres tú?-, respondió el principito.
La gaviota no sabía que el principito nunca respondía a las preguntas que se le formulaban.
- Yo soy la gaviota.
- A pescar peces y cazar insectos.
- ¿A nada más?
- Sí, a dormir; vuelo bajo y raso para pescar y comer, luego dormir y pescar y comer y dormir. Y así toda la vida.
- ¿Y no has pensado nunca en volar más alto y poder surcar el cielo para disfrutar de volar, sólo volar?
- ¿Cómo dices? No puedo, tengo que sobrevivir.
-¿No te gustaría ser una mariposa?-, preguntó el principito.
- No, las mariposas viven una existencia efímera, no les da tiempo ni a enterarse de que viven-, respondió la gaviota.
- Pues te pierdes el colorido de las flores, disfrutar de su aroma… ellas mueren habiendo vivido.
Carlos M-F
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