viernes, 15 de febrero de 2013

El Principito

El Principito

En el siguiente planeta el Principito se encontró con un chaval como de dieciséis o diecisiete años. Iba vestido con un pantalón gris, una camisa blanca, una corbata de colores y una chaqueta azul marino con un escudo desconocido por el Principito. El muchacho estaba sentado en una mesa con un libro bastante voluminoso delante de él.

   - Hola- dijo el Principito.
   - Hola- contestó el estudiante.
   -¿Qué haces?- preguntó el Principito.
   -Estudiar.
   - ¿Y tú quién eres?- preguntó sorprendido el estudiante.
   - ¿Qué estudias?
   - Sintaxis.
   -¿Y para qué sirve?
   - ¿Para qué sirve?
   - Sí.
   - Pues...- el estudiante se quedó bloqueado ante esta pregunta.
   - Mi profesor dice que te ayuda a expresarte mejor.
   - Ah.

   El Principito estaba cansado por su largo viaje hasta ese extraño lugar, pero sentía curiosidad.

  - ¿Y por qué estudias?- preguntó el Principito.
  - Porque quiero conseguir un buen trabajo, ganar mucho dinero y ser feliz. Estudio voluntariamente sin que nadie me obligue.
  - No lo entiendo- dijo el Principito. -¿Para qué necesitas todas esas cosas para ser feliz? ¿Acaso el dinero da la felicidad? Yo vivo en un planeta muy pequeño, en el que lo único que hay son tres volcanes, uno de ellos está apagado y una flor... y soy feliz.

El estudiante quedó en silencio. El Principito prosiguió:

-Deberías estudiar para aprender y trabajar en algo que te haga feliz, independientemente del dinero que ganes.

El estudiante permaneció en silencio, pensando en lo que el Principito le había dicho.

El Principito se alejó pensando: "las personas mayores son muy raras"

Ignacio M







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