sábado, 16 de febrero de 2013

El Principito

El Principito

EL OCTAVO PLANETA era un planeta bastante pequeño. Lo habitaba un hombre que estaba sentado en una mesa de despacho. El hombre tenía su mesa llena de hojas y no paraba de hablar por teléfono. No se pecartó de la presencia del principito hasta que habló.

    -Hola -dijo éste-. Cuanto desorden hay en tu mesa.
    -No puedo hablar ahora, estoy muy ocupado.
    -¿Por qué?¿Qué estás haciendo?
    -¡Te he dicho que ahora no puedo!
   -¿Pero qué es eso tan importante que haces? -insistió el principito, que nunca había renunciado a una pregunta, una vez formulada.
    -Estoy ocupado atendiendo a un cliente. Es imprescindible que lo haga, sino puede que pierda mi empleo, lo cual sería una pena después de todo lo que he trabajado.
    -¿No te pasas todo el día trabajando?
    -Sí, la verdad es que sí.- respondió el hombre mientras revisaba unos papeles.
    -¿Y para qué? Para nada.
   -Sí, me paso todo el día trabajando, pero es que quiero darles a mis hijos todo lo que yo nunca he tenido. Ganar dinero es la única manera, y sólo se gana dinero trabajando.
   -Eso es muy bonito -dijo algo emocionado el principito-, pero... ¿de verdad crees que todo lo que necesitan se consigue con dinero?
    -Por desgracia, en este mundo sí.- afirmó cabizbajo el hombre.
    -No opino lo mismo. En mi opinión, creo que en vez de pasar todo el día trabajando sería mejor que estuvieses más tiempo con tus hijos. Eso los haría aún más felices.
    El hombre se quedó perplejo con lo que le acababan de decir, sabiendo que tenía razón. El principito no dudo en irse al no recibir respuesta alguna del aquel boquiabierto hombre.
    Decididamente las personas grandes son muy, pero que muy extrañas.

FIN

Álvaro de Palacios

No hay comentarios:

Publicar un comentario